La composición de la escena, la
ejecución del dibujo de las figuras que lo componen, destacando el colorido y
los detalles de los pliegues de los ropajes, el dinamismo que muestran los
personajes todo ello nos señalan claramente hacia una de las obras que abren la
pintura moderna, previa para estilística del Renacimiento en los primeros años
del trescientos italiano, y el único artista capaz de este desarrollo no es
otro que Giotto di Bondone.
El beso de Judas, es una imagen que
muestra una escena religiosa de la pasión de Cristo, forma parte del episodio
de la Oración del Huerto interrumpida por un grupo armado guiado por Judas que prendió
a Jesús, y el momento concreto previo del beso que delata su presencia previa a
su prendimiento, de ahí la cantidad de personajes que rodean las dos figuras
centrales, Cristo y Judas. La obra está
ejecutada en un fresco sobre pared, formando parte de un complejo narrativo,
que el autor realizó en Padua concretamente en la capilla de la arena, por
encargo de la familia Scrovegni. El ciclo narrativo está compuesto por tres
registros que rodean los muros de la capilla, se inicia con la vida de Joaquín
y Ana, la vida de la Virgen, la vida de Cristo y la pasión de Cristo,
terminando con la resurrección y la cena de Pentecostés.
El beso de Judas ocupa una posición
clave, el centro del registro inferior del muro sur de la capilla, representa
un punto decisivo en la narrativa e inicia las escenas de sufrimiento de
Cristo. Las figuras centrales de Cristo y Judas se encierran juntas en el
epicentro tranquilo de los de la dramática escena que le rodea, en el momento
anterior a la consumación del beso, ese momento psicológico en el que sus ojos
se encuentran, cuando Judas duda y Cristo visualiza su destino claramente en su
mirada. Aquí tenemos la representación humanista de Cristo y la relación entre
Dios y la humanidad, que fue característica del punto de vista del
Renacimiento.
Giotto es reconocido como el
fundador de la pintura moderna occidental, debido a la contribución que hizo al
‘renacer artístico’ que marcó los inicios del arte del Renacimiento. A través
de la ilustración interpretativa fue capaz de transmitir la condición humana
relacionando la motivación, la emoción y las formas visuales de la expresión
humana. Su técnica naturalista y su habilidad para dibujar y atrapar la
imaginación del observador permitiéndole identificarse con el drama
representado, establecieron su reputación y le ayudaron a ganarse los elogios
de artistas y escritores. Giotto fue de gran influencia para la generación de
pintores posteriores, eso sí hicieron falta cien años, hasta la llegada de Masaccio
para el siguiente desarrollo significativo.
Gran parte de la obra original de Giotto
se le puede acreditar a su habilidad para el realismo artístico, tan claramente
demostrado en el ciclo de pinturas de la capilla de las Arenas. Hay una
correspondencia convincente entre las imágenes y el mundo Cómo lo vemos, retrata
posturas, gestos y expresiones familiares, a la vez que las figuras
completamente modeladas ocupan un espacio coherente e ilusionista. Logra una
integración espacial de su espacio visto y desarticulado a través de una gran
variedad de mecanismos complejos de composición y técnica. En cuanto a la
cromática del cuadro, yo utiliza efectos coloristas para realzar la unidad
espacial del todo, como el azul profundo para integrar las escenas
individuales, el color amarillo de la capa de Judas para centrar la atención en
las dos figuras principales. La unidad decorativa es aún más realzada empleando
una gran variedad de colores utilizados con propósitos conscientes, de forma
que establece códigos de color para los protagonistas principales, o los reflejos
para evocar una fuente consciente de luz. Los colores saturados para las
sombras y enfatizar las figuras importantes como la de Cristo.
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